Ross logra un campeonato con su propio equipo
Ross Brawn es hoy uno de los hombres más felices del mundo, deportivamente hablando. Ha logrado el campeonato del mundo gracias a un equipo creado a partir de las cenizas de Honda. Hace sólo un año, Ross deambulaba sin saber qué sería de su futuro. Hoy es campeón del mundo. Un sabor que ya probó en Ferrari años atrás, pero que ahora tiene otro gusto en el paladar, según declara a Autosport: “Son sentimientos diferentes. Se dejan atrás los campeonatos muy rápidamente. Se olvidan. Siempre lo digo, pero las circunstancias son tan diferentes. El hecho de que hace nueve meses el equipo no existía…”
Brawn GP nació con un monoplaza blanco, por el que casi nadie apostaba, y terminó siendo el color de la victoria gracias a un fulgurante inicio de temporada. Pero, en contra de lo que pueda parecer, nada es casual: “Hicimos un equipo de personas que trabajó a lo largo del invierno sin saber si tenían futuro. Pero aún así trabajaron sesenta o setenta horas a la semana, o lo que fuera necesario. Así que las circunstancias son muy diferentes. No hemos tenidos los recursos de Ferrari, así que hacerlo así es muy especial”.
Pure Racing, Tyrrell, Pure-Mercedes… Los nombres barajados para el nuevo proyecto fueron varios, pero todos se desecharon por uno u otro motivo. Al final, el apellido de Ross sirvió de simple bautismo.
Jenson Button es el hombre que les ha llevado al campeonato mundial de pilotos. Pero también hay que acordarse de Rubens Barrichello para el de constructores. Un dúo perfecto que llegó a luchar codo con codo por el mundial.
A pesar de todo, entre ellos siempre pareció haber una amistad irrompible. Brawn lo confirma y le da el valor que se merece: “Han tenido un espíritu maravilloso, y creo que es casi excepcional en la Fórmula 1. Son genuinos, y lo digo porque no es superficial: se respetan el uno al otro. Han luchado en una batalla reñida y que siempre ha estado abierta”. Desgraciadamente para el brasileño, su sueño por ganar a su compañero de equipo se esfumó en los garajes de la pista de su país, Brasil.
Ross le echa la culpa a las ruedas… y a fuerzas sobrenaturales: “Lo siento por Rubens, porque creo que tenía una oportunidad, pero el segundo juego de neumáticos no funcionó y tuvo un pinchazo. Así que la maldición de Brasil le golpeó de nuevo”.
Levantarse por la mañana y recordar que entre las manos hay un campeonato mundial de Fórmula 1 debe de ser una sensación única. Desde ahora, Ross Brawn tendrá esa sensación, además, como jefe de su propio equipo que lleva su apellido. ¿Se lo cree?: “Estoy eufórico pero incrédulo. Hay momentos en los que me doy cuenta de lo que el equipo ha logrado. Es muy especial”. Incrédulo porque, aunque parezca mentira, el campeonato mundial no era el objetivo fundamental de su escudería, sino algo mucho más modesto: “La supervivencia del equipo era el principal objetivo. Llegar a la primera carrera e intentar poner las cosas en su sitio. Ver si podíamos empezar a encontrar la financiación para el futuro, porque la financiación existía, pero sólo para un año”.
Ahora no le faltarán recursos económicos y humanos, pero las cosas eran bien diferentes en Melbourne. Ni siquiera tras el primer podio la gente se creía que esos coches blancos fueran a ser campeones a final de temporada. Tampoco el propio Brawn: “No teníamos una idea real de cómo íbamos a terminar la temporada, ni siquiera la primera carrera. Sabíamos que teníamos un coche que realmente había dado un paso adelante desde donde estábamos antes”.
Fue cuando el monoplaza comenzó a rodar cuando saltaron las alarmas de esperanza en los despachos de la recién nacida escudería: “Lo que nos dio un cierto estímulo fue cuando empezaron las pruebas con el nuevo coche. No vimos nada que rindiera como debiera según las nuevas reglamentaciones. Eso parecía arrogante, pero era nuestro análisis y es lo que nos hizo pensar que teníamos un buen coche”.
De eso hace ya mucho tiempo. Hoy su prestigio y ambición son otros. Y, a pesar de todo, no le impide seguir trabajando sin descanso: “Trabajaré ya en la temporada que viene el día siguiente a la carrera, aunque seguramente por la tarde, porque tendré resaca”. ¿Está entre sus papeles el nombre de Jenson Button como parte de esos planes para 2010? El piloto británico quiso esperar a que se resolviera el mundial para negociar su contrato. Ross entorna sus pequeños ojos y pone cara de circunstancia: “Ahora podemos sentarnos y negociar. Nick Fry y yo nos sentaremos con los pilotos y lo resolveremos en las próximas semanas”.